La trabajadora, como contó Diagonal, denunciaba haber sido despedida tras comunicar la creación de su sección sindical y demandar la regulación de diversas ilegalidades de los empresarios en materia laboral.
Pese a que pocos días antes del viernes uno de los dueños del negocio, Jesús Rivera, manifestaba a este periódico que no se habían cercenado derechos reconocidos por la ley y que no pensaba “comulgar con ruedas de molino”, en el último momento éste optó por recibir el sagrado sacramento.
La despedida, ayudante de cocina, volverá a trabajar este viernes 29 de abril, con una jornada laboral de 24 horas a la semana, y la empresa admite la nulidad del despido previo, lo que protege a la empleada de cara a hipotéticas represalias futuras. Asimismo, ésta recibirá todas las cantidades económicas adeudadas durante el tiempo del conflicto.
A pesar de que se trataba sobre el papel de un conflicto laboral individual, su carácter simbólico puede contribuir a ir erosionando el modelo de la hostelería en Granada, pilar de la economía local y basado en buena parte en salarios y condiciones laborales extremadamente precarias.
Pone también en valor la participación en el conflicto (con medio centenar de concentraciones frente a la cervecería) de decenas de personas de diversas entidades político-sociales de Granada, como señalaba tras la firma del acuerdo Antonio Folgoso, abogado de la trabajadora: “Hemos demostrado que más allá de siglas podemos colaborar y conseguir victorias”.
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