España se queda al margen del avance de Europa en I+D+i



Con crisis o sin ella, España tiene una asignatura pendiente con la innovación, la tecnología o la I+D+i. Las últimas estadísticas hechas públicas por el INE de 2016 muestran un crecimiento de la inversión total de la economía en I+D del 0,7%, hasta 13.260 millones. Una primera lectura puede dar una visión positiva. Pero si se hace un análisis más profundo, el crecimiento del ejercicio supone una importante desaceleración con respecto al registrado en 2015, del 2,7%.
Además, por sexto año consecutivo la evolución se sitúa por debajo del alza del PIB, que en 2016 fue del 3,3%, lo cual quiere decir que pierde peso a nivel productivo. De esta manera, la ratio de inversión I+D sobre PIB, que mide en definitiva la competitividad, retrocede del 1,22% observado en 2015 al 1,19% registrado en 2016.
El crecimiento en gasto se produce solo en el sector privado, que ha pasado del 2% al 3%. Por el contrario, el  público ha caído el 2,7% y el de enseñanza superior, el 1,5%.

La situación resulta igualmente negativa si nos fijamos en otros países europeos. Según refleja el INE y Eurostat, la inversión total en I+D realizada durante 2009 y 2016 ha crecido una media del 27,4% en la Unión Europea mientras que en España ha retrocedido el 9,1%. La diferencia es importante sobre Reino Unido y Alemania, donde ahora gastan casi un 40% más.
Desde 2009 España ha perdido 13 de los 21 puntos porcentuales de convergencia que había recortado a Europa entre 2000 y 2008. En el ranking europeo de inversión en I+D, España ocupa la posición 17 entre los 28 estados miembros. En los últimos años ha sido adelantada por Hungría, Italia y la República Checa. En la actualidad, cinco países con menor desarrollo económico que España presentan niveles de inversión en I+D superiores. Se trata de Estonia, Eslovenia, Hungría, República Checa y Portugal.
A la vista del balance, la pregunta que surge es por qué España invierte menos. Un informe publicado por la Obra Social ‘la Caixa’ en el pasado septiembre recoge un artículo de Luis Sanz Menéndez y Laura Cruz Castro, del Instituto de Políticas y Bienes Públicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que da respuesta a esta cuestión.
Uno de los factores es el predominio en nuestro país de la empresa de menor tamaño(pyme), y con poca capacidad de gasto. También las grandes empresas tienen una predisposición inferior que sus homólogas europeas para invertir en I+D. El modelo productivo y la especialización sectorial de la economía son otros motivos.
"Con la actual estructura productiva no podremos alcanzar los niveles de gasto en I+D de los países cuyos sectores manufactureros intensivos en conocimiento, los sectores de alta tecnología o los  emergentes (TIC, biotecnología, nanotecnología, nuevos materiales, nuevas manufacturas, etc.) tienen un mayor peso", dicen.
Además de las dificultades señaladas, existen otras como "el nivel insuficiente de la cualificación de los directivos, una cultura innovadora limitada o el temor al riesgo empresarial". "La buena noticia es que son factores que pueden mejorarse elevando el nivel educativo de los empresarios, o promoviendo el cambio cultural para que las empresas impulsen la creación de ventajas competitivas", añaden.
Para los expertos del CSIC es imprescindible mejorar la tendencia. El gasto presupuestario del Gobierno para la I+D es uno de los más volátiles en Europa. Junto con Eslovenia es de los que más ha reducido este tipo de partidas. "Incluso Portugal ha mantenido mejor el compromiso", argumentan. "Hacen falta más recursos públicos y también mejorar la utilización de estos y la transformación de algunas prácticas en universidades y centros públicos de investigación", resumen.
Del lado de las empresas, aseguran que las compañías españolas deberían invertir casi el doble para llegar a la media de la Unión Europea y el triple para alcanzar los valores medios de la OCDE.
El mismo estudio de La Caixa recoge opiniones de varios profesores de la Facultad de Economía y Empresa de la Universitat de Barcelona que hacen un análisis más global. "El legado de la crisis financiera mundial de 2008 ha sido un nuevo mapa económico internacional. El cambio más visible se manifiesta en la irrupción de los países emergentes como nuevo polo de atracción de las inversiones de las multinacionales. Estas empresas están trasladando parte de su innovación de los países desarrollados a economías más ventajosas", explican.

Los BRIC recortan distancias

En innovación, España está por detrás de países desarrollados, y los BRIC van recortando distancias. Mientras que Brasil y Rusia presentan resultados peores, China consigue superarla y la India es un claro perseguidor. "Ya no se trata solo de competir con los países tradicionalmente más avanzados en innovación, sino también con los  emergentes que escalan posiciones cada vez con mayor fuerza", argumentan los profesores.
Como posibles soluciones apuntan la necesidad de potenciar la presencia de instituciones científicas, la mejora de la capacidad de atracción del talento científico y el refuerzo de los vínculos entre el mundo científico/académico y el empresarial.
La I+D genera  en España 205.900 empleos a jornada completa. Madrid, supone el 26%  del gasto total y Cataluña y Andalucía el 23% y 10%, respectivamente.

SOMOS SINDICALISTAS ®2017 | Fuente: 20minutos | Autor: BEATRIZ P.GALDÓN

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