Sin descanso dominical: ¿quién gana con la liberalización de horarios?

Sin descanso dominical: ¿quién gana con la liberalización de horarios?
Las cadenas de supermercado han optado por cerrar
sólo unas horas al día. / ÁLVARO MINGUITO
A treinta grados a la sombra, a nadie se le ocurre comprarse una chimenea. Pero, por si se le ocurre a alguien, Leroy Merlin está abierto en un polígono comercial de Rivas Vaciamadrid. Por la tienda, con aire acondicionado y éxitos pop en el hilo musical, pasean varias decenas de personas. Un vistazo rápido sirve para contar a más de 20 empleados. Además de la tienda de bricolaje, tres o cuatro tiendas de textil y calzado, dos de dispositivos electrónicos, dos de decoración, un outlet de El Corte Inglés y una de deportes –que compite con la atestada Decathlon– permanecen abiertas este domingo “y todos los domingos del año”, como subrayan los escaparates. Si se cruza la carretera, se entra en un centro comercial con más de 50 tiendas y otras dos docenas de bares y restaurantes de franquicia abiertos.

Entre el comienzo de la crisis en 2008 y finales de 2013, el comercio minorista cayó un 19% en todo el Estado. El descenso fue más pronunciado en la Comunidad de Madrid (-19,4%), con horarios desregulados, que en Catalunya, más estricta con los días de cierre (-17,37%).
Aunque el domingo tiene una larga historia como día de asueto, no fue hasta junio de 1925 cuando se extendió el descanso dominical en España, en un periodo de conquistas laborales marcado por la huelga general de 1917. El derecho nunca se extendió completamente a la hostelería y otra serie de profesiones, pero la conquista por parte de la patronal de los domingos comerciales es reciente. Lo dijo Mariano Rajoy en el debate sobre el estado de la nación de este año: “Abrir los comercios los domingos produce prosperidad y riqueza” y lo sigue pidiendo la OCDE, que quiere a España, Italia y Portugal en el pelotón de los países menos restrictivos con los calendarios –como Reino Unido o Irlanda–.

Al tratarse de competencias de las comunidades autónomas, y en algunos casos municipales, el Ejecutivo de Rajoy ha establecido en dos ocasiones –la última en 2014– la disposición de zonas de Gran Afluencia Turística para presionar a favor de la desregulación horaria. Los argumentos son aumentar el potencial turístico, responder a los cambios sociales y crear empleo en un sector que aporta el 5% del PIB total del Estado y en el que trabaja uno de cada diez asalariados. No obstante, la intervención de Moncloa no ha sido completamente desarrollada en comunidades como el País Vasco o Cataluña.Ciudades como Barcelona han sido una china en el zapato del Gobierno, al contrario que la Comunidad de Madrid. La legislación madrileña, en vigor desde hace tres años, amplió a todos los días del año la posibilidad de apertura de las grandes superficies o, en otras palabras, sancionó el derecho de los consumidores a comprar una canoa, un rascador de espaldas o un piano de cola un domingo a las siete de la tarde.

Poco y mal empleo

Junto a la ofensiva del Gobierno central, que ha generado 684 zonas comerciales orientadas al turismo en 534 municipios, los grandes almacenes han puesto de su parte mediante la modificación de convenios.César Gómez, responsable de Grandes Almacenes de Comisiones Obreras en Aragón, explica que la firma en 2013 del convenio de Grandes Almacenes por parte de los sindicatos corporativos Fetyco y Fasga y la Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribución modificó las condiciones de trabajo en domingos y festivos. Una de las consecuencias de ese convenio ha sido que los trabajadores del sector trabajen 28 horas anuales más sin compensación económica: “Antes se pagaba poco, unos 180 euros”, explica Gómez, pero a partir de abril de 2013, “se hace gratis”.

Un año después, el convenio de Medianas Superficies incidía en las rebajas salariales en el sector al anular los pluses de antigüedad y congelar los salarios. Además, en 2013 y 2014 el Gobierno impulsó un programa de bonificación de cuotas a la seguridad social “para comerciantes vinculados al sector turístico”. El proceso de devaluación salarial en el sector hizo de palanca para que las multinacionales se lanzasen a abrir todos los domingos y festivos.

Antonio Ruiz, secretario de acción sindical de CNT Valencia, coincide en que la desregulación no ha traído brotes verdes sino que “lo que se ha hecho es una distribución irregular de las jornadas entre la propia plantilla”. César Gómez tampoco considera que se haya creado empleo: “Al contrario. Se ha destruido empleo de cercanía, de medianas empresas que no pueden competir”. Gómez pone el ejemplo de Puerto Venecia, un complejo de “ocio, aventura y restauración abierto los 365 días del año” que no ha evitado que en Zaragoza se hayan perdido mil empleos en el sector.

En Madrid, CC OO estimó que la puesta en marcha de la barra libre de horarios ha destruido 5.000 puestos de trabajo. Paradójicamente, mientras el empleo en el sector cayó un 12,5% en Madrid desde el comienzo de la crisis hasta 2013, en Catalunya, con horarios más restrictivos, la destrucción de puestos de trabajo fue sólo del 7,5%. Son datos de la Federación de Empresarios de Comercio de las Islas Baleares, uno de los lobbies empresariales preocupados por el impacto de la desregulación en el pequeño y mediano comercio.

Pequeños comercios
En su campaña de boicot a las compras en domingo, CNT Valencia asoció la apertura comercial con las condiciones en el maltratado sector de la hostelería. La campaña se dirigió, explica Ruiz, no a pequeños comercios o restaurantes, sino a franquicias “que comparten la misma problemática a nivel estatal”. Para Ruiz, “es importante que los trabajadores que estén en distintas empresas pero en un mismo complejo comercial rompan esa división corporativa entre sectores y empresas y entiendan todos que tienen una problemática común”.

En una segunda fase, la campaña se dirigió a los consumidores. El objetivo, explicar una contradicción básica: que para que unos, los consumidores, puedan conciliar la vida laboral y la familiar, las personas asalariadas en los comercios –con contratos temporales o parciales y de escasa remuneración– pierden la posibilidad de hacerlo.

El incumplimiento de los cinco días que el Estatuto de los Trabajadores establece para preavisar sobre cambios de turnos es sólo uno de los problemas a los que se enfrentan quienes trabajan cuando la mayoría disfruta de su ocio. Con una demanda interna en un proceso de frágil recuperación tras el desplome del consumo de los hogares (que cayó un 5% de media entre 2008 y 2013), el objetivo de mimar a las grandes cadenas y multinacionales mediante las facilidades al despido y la flexibilización total de horarios y calendarios se ha superpuesto a una reactivación del consumo a través del aumento del poder adquisitivo de los trabajadores. “Este sistema basado en el consumo nos hace consumir menos”, explica Gómez, quien señala que son las grandes empresas como Auchan, con un aumento del 156% de su beneficio anual, las únicas que salen ganando.

Gómez considera que no hay motivo para comprar en festivo lo que se puede adquirir entre semana, por ello, cada fin de semana su sección sindical se concentra ante las puertas de un centro comercial para concienciar a los consumidores de que no compren en domingo. Patricia, hermana de un exmozo de almacén, ya ha dejado de hacerlo: “Me parece un gesto muy sencillo”, explica, “y no entiendo que la gente tenga que ir de compras un maldito domingo”.


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